El Indo-Pacífico es el nuevo centro de gravedad mundial
- Anne Charman, VP Market Research
- 10 jun
- 7 Min. de lectura

Durante décadas, el eje del poder mundial se ha situado estratégicamente entre las naciones atlánticas, ancladas por los gigantes económicos de Norteamérica y Europa. Sin embargo, recientemente, el mapa se ha inclinado y, cada vez más, el futuro no se escribe en Washington o Londres, sino al otro lado del Pacífico, en Manila, Pekín, Yakarta, Tokio y Nueva Delhi. El Indo-Pacífico no solo está en auge, sino que se está convirtiendo en el centro de gravedad mundial.
A primera vista, el cambio puede parecer natural, ya que, al fin y al cabo, el Indo-Pacífico abarca más del 60 % de la población mundial y el 60 % del PIB mundial. Pero no se trata solo de cifras. Se trata de impulso. La innovación tecnológica, la ambición económica y el rearme militar están convergiendo. Nueve de los diez puertos más activos del mundo operan ahora aquí. La energía que antes fluía desde Wall Street y la City de Londres late cada vez con más fuerza en los distritos financieros de Singapur y en la economía digital de Shanghái.
Pero no se trata solo de una historia de crecimiento. Es una historia de tensiones crecientes.
El Indo-Pacífico es una región de paz frágil. Las fricciones por la soberanía y los recursos siguen aumentando. Taiwán sigue siendo un punto geopolítico delicado, ya que tanto China como Estados Unidos se posicionan para lograr el dominio estratégico. Corea del Norte se cierne como un espectro, impredecible y con armas nucleares. China reclama la soberanía sobre las islas Spratly, ricas en petróleo. Al otro lado del océano Índico, las disputas marítimas latentes desafían los antiguos marcos diplomáticos.
Las amplias reivindicaciones marítimas de China, envueltas en narrativas históricas como la «línea de nueve trazos», no son solo afirmaciones de control, sino que son totalmente ilegales. Según la sentencia de 2016 de la Corte Permanente de Arbitraje (CPA), que determinó que China no tiene base jurídica en el derecho internacional, concretamente en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CNUDM). En respuesta, Filipinas reclama su propia soberanía, citando el derecho internacional y formando alianzas diplomáticas.
En respuesta a este terreno cambiante, debe producirse un reajuste de las alianzas. Estados Unidos ya no se limita a girar hacia Asia, sino que se está integrando en la propia arquitectura de seguridad de la región. Alianzas como la Quad y la AUKUS revelan una nueva intención estratégica de crear formidables redes superpuestas de disuasión contra la creciente asertividad de China. Sin embargo, gran parte del poder del Indo-Pacífico no reside en sus alianzas o economías, sino en su geografía. Se trata de una región marcada por puntos estratégicos.
Primer acto: tensiones crecientes, cálculos silenciosos
El mar de la China Meridional es el escenario principal de las tensiones marítimas. China sigue ampliando su presencia mediante la construcción de islas y patrullas estratégicas. Pero estas acciones no son solo territoriales, sino también performativas, destinadas a mostrar su fuerza y legitimidad. Los países vecinos, como Filipinas y Vietnam, se muestran cada vez más asertivos en sus respuestas, mientras que Estados Unidos y sus aliados aumentan las operaciones de libertad de navegación (FONOP) y los ejercicios conjuntos para enviar advertencias silenciosas pero firmes a sus agresivos enemigos. El equilibrio es delicado y los actores son cautelosos, pero cada movimiento aumenta la tensión.
Segundo acto: el auge de las potencias medias
Más allá de la rivalidad entre las grandes potencias, están surgiendo potencias medias. Filipinas, India, Australia, Japón, Indonesia y Corea del Sur están trazando sus propios caminos, no se limitan a reaccionar ante China o Estados Unidos, sino que están configurando activamente el futuro de su región. Crean coaliciones, invierten en foros multilaterales y buscan una estructura multipolar que reduzca la dependencia de un único gigante. Estos países no quieren la guerra, pero tampoco quieren someterse. Su emergencia es la mejor oportunidad de la región para alcanzar un equilibrio estable.
Tercer acto: los puntos neurálgicos del poder moderno
La geografía estratégica sigue siendo la columna vertebral de la historia. El estrecho de Malaca, el estrecho de Sunda y el estrecho de Luzón, estas estrechas vías navegables, son vías vitales para el comercio y la energía mundiales. Si alguna de ellas se viera interrumpida, ya fuera por accidente o de forma deliberada, las consecuencias serían inmediatas y globales, con un aumento vertiginoso de los precios del combustible, la paralización del comercio y una posible escalada militar.
Controlar, o incluso amenazar, estos puntos estratégicos otorga una enorme influencia. Pero también aumenta la vulnerabilidad. Quien depende de ellos está siempre a una crisis de la catástrofe.
El estrecho de Malaca: el punto de presión marítimo del mundo
El estrecho de Malaca es el punto estratégico marítimo más crítico del Indo-Pacífico y, posiblemente, del mundo. Con solo 1,7 millas de ancho en su parte más estrecha, este paso lineal entre la península malaya y la isla indonesia de Sumatra transporta alrededor de 23 millones de barriles de petróleo al día, lo que lo convierte en el segundo punto de estrangulamiento del tránsito de petróleo más transitado del mundo después del estrecho de Ormuz. También es una ruta vital para el GNL, el carbón y casi un tercio del comercio mundial.
No es solo una ruta marítima, es la arteria económica de Asia Oriental. Si la piratería, un ataque terrorista, un bloqueo naval o incluso un desastre medioambiental, como el encallamiento de un petrolero, perturbaran el estrecho de Malaca, las consecuencias serían inmediatas y globales. ¿Quiénes aspiran a controlar esta zona y son democracias dispuestas a colaborar con otras naciones? China, como ha hecho en otras ZEE de otros países, está planeando controlar el estrecho en los próximos años. Las posibles consecuencias del control por parte de un solo Estado de las principales rutas marítimas del mundo serían catastróficas, no solo para los países vecinos, sino para todo el mundo.
Si China llegara a presionar o cerrar por la fuerza el estrecho de Malaca, las repercusiones se propagarían rápida y dramáticamente por toda la economía mundial. Los mercados energéticos serían los primeros en sentir el impacto. Los precios del petróleo y del gas natural licuado (GNL) se dispararían inmediatamente, ya que los buques que se desviarían por pasos alternativos como los estrechos de Lombok o Sunda se enfrentarían a travesías mucho más largas y a un aumento de los costes.
Más allá de la energía, cadenas de suministro enteras se verían afectadas por la tensión, lo que repercutiría especialmente en economías asiáticas clave como Japón, Corea del Sur e incluso la propia China, países que dependen en gran medida del estrecho de Malaca para obtener materias primas esenciales y exportar. Filipinas, especialmente vulnerable, importa más del 85 % de su petróleo crudo de productores del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), lo que deja su economía en una situación de peligro.
Mientras tanto, las repercusiones económicas se dejarían sentir en todo el mundo, ya que se dispararían las primas de los seguros para las rutas marítimas y las tarifas de flete. Este aumento de los costes ralentizaría inevitablemente el comercio mundial, inflaría los precios de los bienes de consumo y desestabilizaría ampliamente los mercados mucho más allá de la región inmediata.
En resumen, el cierre del estrecho de Malaca supondría nada menos que una crisis económica mundial rápida, grave y de gran alcance. Por eso, este estrecho brazo de mar se conoce a menudo como «el fulcro de la economía mundial».
Cuarto acto: el frente digital y climático
Los conflictos modernos ya no se limitan a la tierra o al mar. Las infraestructuras digitales, ya sean cables submarinos, satélites o sistemas de ciberseguridad, son ahora tan importantes como el territorio físico. Las naciones compiten por asegurar sus flujos de datos, defenderse del sabotaje cibernético y proteger sus redes de comunicación. Ya hay un gran número de cables submarinos que llegan a las zonas litorales de Filipinas desde el continente chino.
Al mismo tiempo, la crisis climática está redibujando silenciosamente el mapa. El aumento del nivel del mar, los tifones y los patrones climáticos cambiantes están convirtiendo a naciones vulnerables como Kiribati, las Maldivas y partes de Filipinas en preocupaciones de seguridad. El futuro requiere adaptación, innovación, cooperación y colaboración.
Acto quinto: Guerra narrativa
Quizás el campo de batalla más ignorado es la guerra por la teoría y el significado. Las visiones contrapuestas del orden, liberal-democrática, autoritaria-capitalista y nacionalista regional, se disputan a través de la diplomacia, los medios de comunicación, la educación y el poder blando. La Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda ofrece una versión del futuro. La Estrategia Indo-Pacífica ofrece otra. Las poblaciones regionales no son pasivas en esta contienda, sino que están configurando la narrativa con sus propias historias, ambiciones e ideas. Quien cuente la historia más convincente podrá ganar más influencia que la que podría asegurar cualquier flota. El mundo digital ha creado una oportunidad increíble para contar las posibilidades y los peligros de esta zona de vital importancia. Todos debemos preocuparnos por el futuro del Indo-Pacífico, ya que es el futuro del mundo global moderno.
Acto seis: ¿Punto de inflexión o paz frágil?
Los próximos años llevarán a la región a una encrucijada. ¿Será Taiwán la chispa que encienda la llama? ¿Surgirá una nueva coalición panregional que equilibre los bloques de poder? ¿O se asentará el Indo-Pacífico en una paz fría, tensa pero estable, definida por esferas de influencia rivales, competencia por poder y barreras tecnológicas? ¿Conseguirá Filipinas mantener a raya a China y contribuirá Estados Unidos con su fuerza silenciosa a mantener abiertas las ZEE de las naciones marítimas? ¿Podrán los pescadores filipinos seguir esperando canones de agua en lugar de peces en sus barcos?
Nada está predeterminado. Esa es la parte más importante de la historia.
El Indo-Pacífico es el escenario de los asuntos mundiales del siglo XXI. En él se plasman las tensiones entre la identidad cultural y los intereses globales, entre la competencia y la cooperación, y entre el pasado que nos persigue y el futuro que nos atrae. Aquí es donde se está escribiendo el futuro del mundo, una decisión, un estrecho y una historia a la vez.
~Anne Charman, vicepresidenta de Investigación de Mercado - Brightside Industries Group, LLC




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